viernes, 6 de junio de 2008

PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA


La naturaleza, se presenta como una fuente inagotable de vida, pero su permanencia y la armonía que tenga con los componentes de su entorno, depende de los factores externos que la afectan directamente.

El barrio La Palmita, del municipio de Villa del Rosario, es una zona que se caracteriza por su vegetación, se pueden observar animalitos entre la misma, plantas, flores y árboles en las viviendas, igualmente en los espacios públicos donde la infraestructura y el transporte contrasta con las zonas verdes que crean una atmósfera en la que los ciudadanos realizan sus actividades diarias.

Sin embargo, a pesar de la existencia de plantas y árboles en el sector, es visible el deterioro de algunos de estos elementos naturales, por el poco cuidado recibido. Ciertas zonas verdes se han secado por falta de agua, algunos animales han emigrado, hay jardines con flores marchitas, rastros de quemas de follaje, espacios sin vegetación y otras áreas que no están lejos de sufrir estas consecuencias.

Lo anterior se debe a que algunos habitantes acostumbran a talar árboles, o les arrancan hojas, le pegan avisos, los amarran o cuelgan cosas en ellos, permiten que los niños jueguen en el prado y pisoteen las plantas, que las mascotas ensucien las zonas verdes, lanzan basuras en las calles, queman hojas u objetos viejos en la calle, malgastan el agua limpia, riegan agua de jabón en la vegetación y olvidan el impacto que causan en el medio ambiente y lo negativo que puede resultar el ejemplo que están dando a las nuevas generaciones.

Esta situación pone en evidencia una realidad que merece atención. El problema se agudiza cuando se observa que las personas no poseen la iniciativa para generar acciones que promuevan la coordinación grupal que impulse la protección y estabilidad del ecosistema y por ende permita el fortalecimiento de los lazos de solidaridad y convivencia de la población, encaminada a fines que propendan por el bienestar común.

En este caso se debe demostrar que la unión de fuerzas de una población que compartan una visión y luchan por alcanzarla, se convierte en el medio eficaz por el cual se logran grandes ideales dejando como resultado el bienestar de todos, y que los jóvenes serán los gestores de la idea.

Ninguno de los habitantes del barrio La Palmita está exento a sufrir las consecuencias que puede traer el desgaste que le provoca el actuar humano a la naturaleza. Si el medio ambiente sufre algún problema, serán todos los ciudadanos los que deban enfrentarse a condiciones desfavorables para la salud física y social.

Es el ambiente el que le sirve de morada a los individuos del barrio, el que le ofrece un lugar en el mundo para desenvolverse. Por ello, si en éste no se integran condiciones agradables, sanas y dignas para que permanezca el ser humano, afectará considerablemente la calidad de vida del mismo.

Además una comunidad que no se edifique en torno a una cultura ciudadana, es una comunidad en la que cada miembro va por un camino diferente, que ciertamente no conducirá a la convivencia, el fortalecimiento del tejido social y la construcción de una mejor sociedad.

Así se hace evidente que los residentes de La Palmita están causando un impacto negativo hacia el medio ambiente, por acostumbrarse a practicar inadecuados hábitos con la misma, por aceptar que la lógica de la cotidianidad es aprovechar y gastar sin medida lo que el ambiente les entrega y por asumir una actitud pasiva frente al poder que tienen de actuar como ciudadanía y plantear a la administración de turno acciones acerca del tema.

Igualmente, la Alcaldía de Villa del Rosario cumple un papel esencial en este panorama, puesto que es la entidad que debería brindar apoyo y fomentar entre los pobladores programas complementarios y pedagógicos dentro de sus gestiones, que intervengan de manera positiva en el medio ambiente del barrio, y por ende en el desarrollo del municipio.

Se trata entonces de tener en cuenta las causas, implicaciones y consecuencias del problema en materia ambiental que se está presentando en el barrio y, empezar a fomentar en el mismo, interés, para que no siga su curso y se empeore. Esto es prioritario, si se quiere que entre la población se coordinen intereses comunes, y a partir de ello, se propongan medidas a tomar, mediante campañas y labores de sensibilización y divulgación ambiental, claro está, desde la participación activa de la comunidad, el apoyo municipal y las instituciones relacionadas con la causa.

Una ciudad que reconoce lo propio, lo valora, lo cuida, sabe que es un patrimonio común y que comparte este pensamiento con los representantes del gobierno, se responsabiliza de todo cuanto le pueda suceder, y por consiguiente entiende que el estado del medio ambiente depende de su proceder.

La idea es que las nuevas generaciones se apropien de un estilo de vida dónde no se pasen por alto las cuestiones ambientales, se erradique el dicho de “un día de éstos”, o “las cosas son así”, para que entren a indagar a su ciudad y a pensar en comunidad, siempre con autonomía, desde sus necesidades, bajo un trabajo dinámico y creativo construido con un lenguaje sencillo, claro y conciso, acorde a su idiosincrasia.

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